domingo, 29 de junio de 2008

Troskos eran los de antes...

Por Mario Toer*

Por más que haya sido escasa nuestra afinidad con el perseverante mundo del trotskismo, no deja de provocarnos cierta añoranza el espectáculo que hoy ofrecen las variantes que componen este polifacético mundillo que recorre la extravagancia y el grotesco.

En otros tiempos, Nahuel Moreno hacía esfuerzos por encontrar espacios que permitiesen acercarse al proletariado peronista en los sindicatos para compartir sus experiencias, y el “Colorado” Ramos hurgaba en los escritos del fundador de la corriente para encontrar razones que permitiesen el acompañamiento a los nacionalistas en las condiciones de sometimiento al Imperio. Ni qué hablar del legendario Posadas, que nunca se desprendió de su mística de tribuna de cuando lucía la camiseta roja de los “bichos colorados” y alentó el acompañamiento de diversas experiencias populares, de Salvador Allende en adelante.

Las siete u ocho organizaciones de este tenor que hoy pueden contabilizarse en nuestro medio (carezco de información si ha aumentado su número con nuevas escisiones en el último fin de semana) han protagonizado casi todas imprevistas peripecias ante la irrupción de la lucha de clases en la versión intensa de los últimos cien días. No fueron los únicos sorprendidos, estamos en claro, pero sin duda han sido de los más creativos en la circunstancia. Después de un par de semanas de estupor, reunidos sus respectivos comités centrales, fuimos encontrando posturas lo suficientemente diferentes como para que no hubiera posibilidad alguna de coincidencia, ni por accidente, como corresponde. Quienes obtuvieron sin duda el mayor destaque, por lejos, fueron las huestes del MST que, haciendo caso omiso de la desconfianza que el campesinado producía en el padre fundador, se sumaron decididamente a la rebelión de los kulaks intentando desgastar por este medio a la zarina Cristina. La televisión mostró, en un alarde de oportunidad sublime, a su principal dirigente en primera fila al lado de Nito Artaza en la marcha de las cacerolas de teflón hacia el Congreso (bah, la Duma), en un verdadero paso de Comedia. Tampoco se sintieron intimidados por la compañía del proverbial estalinismo de las huestes del PCR, más coherente con sus ancestros, que desde el Yunan entrerriano pretende resistir la invasión del imperialismo... chino.

Pero no se vaya a creer que aquí concluyen los pináculos de la creatividad desplegada en estos días. Para capturar el centro de la escena, el Partido Obrero ha reiterado que no está ni con unos ni con otros, sino todo lo contrario. De este modo ha empapelado un par de facultades y algunas calles céntricas con carteles que dicen: “Ni con el golpe, ni con el autogolpe”. El golpismo, por cierto, estaría representado por las huestes de la Sociedad Rural, CRA, FAA, Coninagro, el MST, el PCR y Castells, mientras que el autogolpe consistiría en la convocatoria por parte del Gobierno de un plebiscito... (como cualquier lector ya lo debe haber imaginado).

Lo triste es que tanto dislate sea convocado en nombre de causas justas y convoque, por un tiempo, a jóvenes justamente impacientes con la sociedad soberanamente injusta que vivimos. Inevitablemente este despliegue contribuye a la confusión y resta energía a la necesaria resistencia ante el reagrupamiento de la derecha en nuestro país y otros países hermanos de la región. Quienes llevan a cabo estas desconcertantes cabriolas semánticas insisten en intentar hacer coincidir la diversidad del fluir de lo real en sus anquilosados moldes de pasadas epopeyas olvidando la frase preferida del autor de El Capital, expresada en el Fausto por su compatriota Johann Wolfgang von Goethe: “Toda teoría es gris, querido amigo, y verde es el dorado árbol de la vida”. Lo que no quiere decir, por el contrario, que no haya que sacar enseñanzas de las experiencias de los pueblos, al menos para no llevarse por delante, otra vez, la misma piedra.

Para pasar a la historia, mis amigos, hay que tratar de ser un poquito más sencillos, y en una de ésas, algún Lenin en cierne los convoca en las vísperas.

* Profesor titular de Política Latinoamericana, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

viernes, 27 de junio de 2008

NUNCA DEJASTE DE SER LO QUE FUISTE


LAMENTABLEMENTE NO HAY NADA QUE AGREGAR...

sábado, 21 de junio de 2008

La política en manos de la oposición mediática

Por Nicolás Casullo

Se habita un tiempo donde lo mediático roba casi todo lo real de la realidad. La carencia de ideas y programáticas de una oposición política no constituida definidamente, provoca que esta ausencia haya sido reemplazada, cooptada, tal vez casi de manera definitiva, por la lógica de la información de masas (movilero, locutor, entrevistador, periodista analista). Una lógica mucho más eficaz, y con sello de época, en la trama de la sociedad, donde los medios en su “no hacer política” hacen la sustancial política diaria que confirmaría la imprescindible muerte de la política, dejada atrás como lo zángano y corrupto en la vida de los argentinos.

Una lógica periodística del slogan, de la frase compactadora, del título fuerte, del copete “síntesis”, del dato gancho, del impacto efectista, del hallazgo ocurrente, del reduccionismo de corte publicitario “en tres palabras”. Una lógica de la trasmisión diaria en cadena de todos los informativos. Una lógica mediática bandolera, cuyo oficio totalizante ha devenido desvalijar los hechos centrales, quitar del medio los sentidos que importarían ver debajo de la hojarasca, sustraer los significados. Cumplir entonces puntillosamente el repertorio conservador, reactivo y antipolítico del statu quo permanente, mientras se almuerza con Mirtha Legrand: un sentido común esparcido, siempre logrado, que el dominio entre bambalinas del país y las apetencias del mercado capitalista necesitan para explicar el mundo. Todo se “compra”, todo se “vende”. Por lo tanto lo único cierto es “el mercado”. La mercancía informativa expone un supuesto mundo a su imagen y semejanza, como lógica que rotula y marca tecno-masivamente a la ciudadanía.

Ejemplo uno de atraco mediático. La Presidenta dijo en la Plaza: “desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no”, significando que ningún sector o instancia civil puede asumirse ese poder, salvo el Estado y el gobierno elegido por voto, que puede plantearse esa acción interruptora bajo conmoción o conflicto grave interno y externo, o en circunstancias excepcionales de un orden amenazado. Los grandes medios gráficos, radiales e informativos concentrados, transformaron sin embargo inmediatamente esa frase sobre los representantes del agro, en: “cuatro personas a las que nadie votó”, como si la Presidenta ignorase algo que sabe hasta el menos avezado de los ciudadanos: que efectivamente fueron votados, gremialmente, para gobernar las normales tareas de cada asociación. Pues bien, sobre esa falacia extrema de poda mediática, se montó el mayor sintagma explicativo de las últimas 72 horas para recalentar las aguas del conflicto.

Ejemplo dos de sustracción mediática. Durante estos cien días y pico de dura protesta que planteó el lockout agrario, un acontecimiento extraordinario superó al resto de las noticias, de los datos, cifras, diferencias y voces. Y ese suceso fue el corte de rutas o tractorazos permanentes que asolaron el país, lo desabastecieron de alimentos, suministros y libre paso de la gente, hasta alcanzar grados de caos y de sociedad “en abismo”. Pues bien, en todo este lapso no hubo ni varios programas, ni los necesarios, ni un solo programa (desde los medios de masas más concentrados y de buena audiencia) que se haya dedicado exclusiva y totalmente a tratar, señalar, reflexionar y condenar con pelos, argumentos, señales, voces y comentaristas esta producción reaccionaria sobre la escena nacional: el país cautivo por los “buenazos mateadores” de las banquinas. Por el contrario, el accionar mediático provocó una inmensa platea social, para la cual ese dato vertebral y nocivo a una institucionalidad democrática con su régimen de partidos, fue absolutamente naturalizado, neutralizado, aceptado, velado en los reales sentidos que portaba de violencia, autoritarismo y brutalidad anticomunitaria.


Qué te digo cuando te digo

Tanto uno como otro ejemplo de manipulación mediática (entre otros) que involucran nada menos que la palabra presidencial y la operatoria anticiudadana mayor de estos tres meses, grafican claramente el estado mental y de conciencia de gran parte de los argentinos, en cuanto a saber de qué se tratan las cosas, que está sucediendo en su país, qué está en juego en los desacuerdos, y qué representan los diversos actores de la escena.

Puede decirse entonces, como perspectiva de comprensión de la crisis nacional, que la posibilidad de avance hoy de un gobierno democrático institucional (que se autoidentifique con amplios sectores populares sufriendo distintos grados de injusticia y postergación de sus derechos sociales) pasa también y de manera cada vez más acuciante por una instancia de desmontar diariamente un orden que cuenta las cosas (para la probabilidad de modificar tales cosas).

Una contienda que sin duda no remite a ninguna Secretaría de Cultura ni a un Ministerio de ciencia pensado casi exclusivamente para la tecnoindustria, sino que remite a la pura política actuando culturalmente, en estado de constante actualización de sus concepciones de masas, hacia las masas y con las masas. Teniendo en cuenta que la disputa neurálgica en nuestra democracia –en un mundo como el actual bajo dinámica transcultural de derecha– es quebrar constantemente disposiciones interpretativas dominantes. Querellar un orden de los imaginarios en cada coyuntura. Expropiar dimensiones simbólicas de masas educadas y formadas por los propios adn del sistema de alienación en su edad audiovisual expandida. Compenetrarse del clásico, y para algunos superado, tema de las ideologías y de las clases sociales, tal cual enseñaban los libros marxistas tan vendidos en la calle Corrientes años atrás.

En la Argentina de estos días se evidencia que el debate por los significados es una lucha comunicacional de masas donde se juega suerte y destino de cada política. Algo similar sucede en América latina. La época democrático popular y todas las izquierdas necesitan un nuevo ensayismo de análisis y de masas cotidiano, que amalgame herencia de sociólogos, de periodistas, de nietos de Jauretche, de intelectuales y cuadros políticos que digan y disputen palmo a palmo conciencias ciudadanas demasiado golpeadas y desorientadas en la última década. Desenredar a las palabras del astuto pastiche mediático de cada jornada. Tratar de llevarlas a un sitio donde les dé de vuelta el aire y las refresque.

Hoy esas palabras, y las definiciones que componen, no muestran. Esconden. Cuando en la “gran radio y la gran TV” se dice tan ecuménicamente “dialogar” se está diciendo en realidad quitar las retenciones. Y cuando se dice pastoralmente “pacificar”, o “buscar la unión de todos los argentinos”, se dice también y solamente quitar las retenciones. Y cuando se hace referencia a un Parlamento con mayoría oficialista por una cuestión de votos, se dice “escribanía para la firma”, “mano de yeso”, o se postula como nueva “calidad democrática” una increíble cámara de legisladores desagregada en “cientos de posturas” cada una por su lado como “las miles de historia de la ciudad de San Francisco” protagonizada por Karl Malden en los ’70.


La “objetividad” mediática

Los medios de comunicación imponen su bestial “diagrama institucional” bajo una horma de mercado que hoy reina soberana. Implantan su matriz de acuerdo a la programación emisora, su valor de lo que sería democracia, la virtud de un votante apolítico que en realidad no debe saber ni siquiera a quiénes elige cuando elige, porque debería votar átomos “libres” de compromisos partidarios. En esa misma dimensión mediática y formativa del espíritu (como dirían los idealistas alemanes del XIX) se organiza un mensaje a repetición con muy pocas variaciones: los gobernadores e intendentes que estructuran la política son todos “rehenes o secuaces de la chequera”, las concentraciones populares son “mercenarios a cincuenta o cien pesos por cabeza”, el Estado de nuestra democracia “una máquina que le está metiendo las manos en los bolsillos a usted señor oyente todos los días”, la adhesión de Hebe de Bonafini a Cristina Fernández “cinco palos puestos sobre la mesa”, y la Presidenta “una secretaria de Kirchner”.

Se asiste diariamente a la desmembración ideológica de lo democrático desde la absoluta irresponsabilidad de los dueños del mensaje, una suerte de aquelarre mediático disolvente de todo valor, y donde no existe propuesta alternativa ni referente ni el menor asombro ante cualquier cosa: estadio societal plausible de ser simbolizado con la pregunta con que Marcelo Bonelli inicia su entrevista con Elisa Carrió la semana pasada en A dos voces de TN: “¿Y doctora, el Gobierno sigue robando?”. O el comentario de un periodista de Radio Mitre a la tarde, Marcelo Moreno, que luego de una entrevista que me hace un programa, de escuchar mis reflexiones críticas al agro, y de cortar la comunicación, cerró el reportaje diciendo al aire: “cuando escucho a este tipo de intelectuales tengo ganas de vomitar”.

Es indudable que en el campo de la contienda política por el significado de los hechos, y sus consecuencias, es donde el Gobierno viene perdiendo terreno en manos de un poder que desgasta, desvaloriza, deslegitima, sin dar cuenta de sus emisiones y sin que nadie le pida cuentas políticas de sus responsabilidades e intereses en los marcos del conflicto. Más allá de sus errores, que los tiene abundantes en la crisis del agro, ése es el dato del presente democrático argentino: si el Gobierno no asume este desafío con el despliegue de todos sus recursos humanos, su proyecto democrático carece de la consistencia persuasiva que la época exige.

sábado, 14 de junio de 2008

Cacerola de Teflón




No te oí… En los días del silencio atronador.
No te oí junto a las madres del dolor,
no sonaste ni de lejos, por los chicos, por los viejos… olvidados.

No te oí… Puede ser que ya no estoy oyendo bien,
pero al borde de las rutas de Neuquén,
no te oí mientras mataban por la espalda a mi maestro.
Y entre nuestros cantos desaparecidos
yo jamás oí el sonido de tu tapa resistente,
que resiste comprender que hay tanta gente
que en sus pobres recipientes solo guarda una ilusión.

Cacerola de teflón, volvé al estante,
que la calle es de las ollas militantes…
Con valiente aroma de olla popular.
Cacerola de teflón, a los bazares,
o a sonar con los tambores militares…
Como tantas veces te escuché sonar.

No te oí… Cuando el ruido de las fábricas paró,
cuando abril su mar de lágrimas llenó.
No te oí con los parientes del diciembre adolescente… asfixiado

No te oí… Puede ser que mis oídos oigan mal,
pero no escuché en la exposición rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero, por que venga para todos

No te oí ni te oiré porque no hay modo
de juntar tu avaro codo, con mi abierto corazón.

Cacerola de teflón, volvé al estante…
De los muebles de las casas elegantes,
que las cocineras te van a extrañar.
Cacerola de teflón, a los bazares...
O a sonar en los conciertos liberales...
Como tantas veces te escuché sonar.

No te oí … En el puente de Kosteki y Santillán,
no te oí por el ingenio en Tucumán,
no te oí en los desalojos, ni en los barrios inundados … de este lado.

No te oí… En la esquina de Rosario que estalló
cuando el angel de la bici se cayó…
Y sus ángeles pequeños se quedaron sin comida.

Y jamás te oí en la vida repicar desde acá abajo,
por un joven sin trabajo, a la deriva.
Debe ser que desde arriba, desde los pisos más altos
no se ve nunca el espanto y las heridas.

Cacerola de teflón, volvé al estante… Yo me quedo en una marcha de estudiantes,
donde vos nunca supiste resonar.
Cacerola de teflón, a los bazares o a llenarte de los más ricos manjares
que en la calle no se suelen encontrar… Cacerola de teflón andá a c…ocinar.

jueves, 12 de junio de 2008

39º Aniversario del Cordobazo



1969 – 29 DE MAYO – 2008



Por Agustín Tosco, junio de 1970


Se me ha pedido que escriba un artículo sobre el Cordobazo. Creo que lo que hay que escribir sobre este hecho de real trascendencia histórica, especialmente para Argentina y América Latina, es un libro. Porque son muchas, variadas y complejas, distantes e inmediatas, las causas que produjeron la circunstancia sociológica - política del Cordobazo. Durante los meses de prisión en Rawson llené cinco cuadernos sobre el particular. La transcripción de cuatro hojas en un reportaje de la revista "Inédito", motivó, según difusión pública, que la misma fuera clausurada. Aún así, con el tiempo, ese trabajo ha de aparecer, sin la pretensión de ser una visión totalmente objetiva, pero si al menos una interpretación personal sobre la base de la militancia sindical y de las propias posiciones adoptadas por nuestro gremio el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, la Regional Córdoba de la CGT, el conjunto de gremios encabezados por SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines de la Industria Automotriz) y el permanente contacto con las agrupaciones estudiantiles, tanto de la Universidad Nacional como de la Universidad Católica. Asimismo con los Sacerdotes del Tercer Mundo y distintas personas de los grupos profesionales y políticos. Con esta previa aclaración y en el entendimiento de contribuir en modesto alcance a la reafirmación de las reivindicaciones populares, redacto estas líneas ligadas a este acontecimiento fundamental de las clases populares sucedido el 29 y 30 de Mayo de 1969.
¿Por que se ha producido el cordobazo?
Esta es una pregunta que no por repetida, deja de plantearse y de promover la investigación, la imaginación y particularmente el interés de todos los argentinos, desde el más humilde trabajador, hasta el sociólogo desentrañador de los fenómenos sociales, o de los políticos desde conservadores hasta revolucionarios. En el penal de Rawson nos visitaron a los trece condenados que procedíamos de Córdoba, una Comisión de Solidaridad, compuesta por Compañeros de distintos gremios de esa ciudad, de Trelew y de otras localidades de la Provincia de Chubut. Nos preguntaron qué necesitábamos para nuestra salud, desde alimentos hasta indumentaria. Respondimos que necesitábamos solidaridad militante. Pronunciamientos. Lucha contra la Dictadura. Les hablamos de nuestros trabajadores, de sus aspiraciones, de sus desvelos, de sus sacrificios. Les dijimos que las fogatas que alumbraban las calles de Córdoba surgían desde el centro de la tierra impulsadas y encendidas por nuestra juventud estudiosa y trabajadora y que jamás se apagarían porque se nutren de la vida y de los ideales de un pueblo rebelado contra la opresión que se ejercía sobre él y estaba dispuesto a romperla, pasara el tiempo que pasara. Dijimos la verdad, la verdad de todo lo que queríamos. Los trece condenados de Rawson éramos de extracción, situación y condición heterogénea. Pero todos coincidíamos. No exagero al manifestar que varios de los miembros de la Comisión de Solidaridad y ellos están para testimoniarlo, sintieron correr lágrimas sobre sus mejillas. Al fin y en esta tensa conversación, plantearon la pregunta: ¿Por qué se ha producido el Cordobazo? Respondimos, con lo que creo es la esencia de la respuesta a tanto interrogante y a tantas elucubraciones que andan dando vuelta como conclusiones: el Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.
¿Y por qué Córdoba precisamente?

Por que Córdoba no fue engañada por la denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la "expectativa esperanzada" de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de modernización y de transformación que prometió Onganía, Martínez Paz, Salimei y Ferrer Deheza y luego Borda, Krieger Vasena y Caballero. La toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor fuerza a partir de julio de 1966. La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en particular de las Encíclicas Papales desde Juan XXIII, encuentran en nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente en la juventud y en los Sindicatos. Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal. Para reducir la cuestión a sus aspectos más cercanos, las grandes luchas previas al Cordobazo amanecen antes de los dos meses de la usurpación del poder por parte de Onganía. Y estas, tanto como las que posteriormente se plantearon ya que siguen en vigencia, bajo distintas características, obedecen a la toma de conciencia de la necesidad de liberación que es el patrimonio principal de Córdoba dentro del panorama nacional.