domingo, 29 de junio de 2008

Troskos eran los de antes...

Por Mario Toer*

Por más que haya sido escasa nuestra afinidad con el perseverante mundo del trotskismo, no deja de provocarnos cierta añoranza el espectáculo que hoy ofrecen las variantes que componen este polifacético mundillo que recorre la extravagancia y el grotesco.

En otros tiempos, Nahuel Moreno hacía esfuerzos por encontrar espacios que permitiesen acercarse al proletariado peronista en los sindicatos para compartir sus experiencias, y el “Colorado” Ramos hurgaba en los escritos del fundador de la corriente para encontrar razones que permitiesen el acompañamiento a los nacionalistas en las condiciones de sometimiento al Imperio. Ni qué hablar del legendario Posadas, que nunca se desprendió de su mística de tribuna de cuando lucía la camiseta roja de los “bichos colorados” y alentó el acompañamiento de diversas experiencias populares, de Salvador Allende en adelante.

Las siete u ocho organizaciones de este tenor que hoy pueden contabilizarse en nuestro medio (carezco de información si ha aumentado su número con nuevas escisiones en el último fin de semana) han protagonizado casi todas imprevistas peripecias ante la irrupción de la lucha de clases en la versión intensa de los últimos cien días. No fueron los únicos sorprendidos, estamos en claro, pero sin duda han sido de los más creativos en la circunstancia. Después de un par de semanas de estupor, reunidos sus respectivos comités centrales, fuimos encontrando posturas lo suficientemente diferentes como para que no hubiera posibilidad alguna de coincidencia, ni por accidente, como corresponde. Quienes obtuvieron sin duda el mayor destaque, por lejos, fueron las huestes del MST que, haciendo caso omiso de la desconfianza que el campesinado producía en el padre fundador, se sumaron decididamente a la rebelión de los kulaks intentando desgastar por este medio a la zarina Cristina. La televisión mostró, en un alarde de oportunidad sublime, a su principal dirigente en primera fila al lado de Nito Artaza en la marcha de las cacerolas de teflón hacia el Congreso (bah, la Duma), en un verdadero paso de Comedia. Tampoco se sintieron intimidados por la compañía del proverbial estalinismo de las huestes del PCR, más coherente con sus ancestros, que desde el Yunan entrerriano pretende resistir la invasión del imperialismo... chino.

Pero no se vaya a creer que aquí concluyen los pináculos de la creatividad desplegada en estos días. Para capturar el centro de la escena, el Partido Obrero ha reiterado que no está ni con unos ni con otros, sino todo lo contrario. De este modo ha empapelado un par de facultades y algunas calles céntricas con carteles que dicen: “Ni con el golpe, ni con el autogolpe”. El golpismo, por cierto, estaría representado por las huestes de la Sociedad Rural, CRA, FAA, Coninagro, el MST, el PCR y Castells, mientras que el autogolpe consistiría en la convocatoria por parte del Gobierno de un plebiscito... (como cualquier lector ya lo debe haber imaginado).

Lo triste es que tanto dislate sea convocado en nombre de causas justas y convoque, por un tiempo, a jóvenes justamente impacientes con la sociedad soberanamente injusta que vivimos. Inevitablemente este despliegue contribuye a la confusión y resta energía a la necesaria resistencia ante el reagrupamiento de la derecha en nuestro país y otros países hermanos de la región. Quienes llevan a cabo estas desconcertantes cabriolas semánticas insisten en intentar hacer coincidir la diversidad del fluir de lo real en sus anquilosados moldes de pasadas epopeyas olvidando la frase preferida del autor de El Capital, expresada en el Fausto por su compatriota Johann Wolfgang von Goethe: “Toda teoría es gris, querido amigo, y verde es el dorado árbol de la vida”. Lo que no quiere decir, por el contrario, que no haya que sacar enseñanzas de las experiencias de los pueblos, al menos para no llevarse por delante, otra vez, la misma piedra.

Para pasar a la historia, mis amigos, hay que tratar de ser un poquito más sencillos, y en una de ésas, algún Lenin en cierne los convoca en las vísperas.

* Profesor titular de Política Latinoamericana, Facultad de Ciencias Sociales (UBA).

viernes, 27 de junio de 2008

NUNCA DEJASTE DE SER LO QUE FUISTE


LAMENTABLEMENTE NO HAY NADA QUE AGREGAR...

sábado, 21 de junio de 2008

La política en manos de la oposición mediática

Por Nicolás Casullo

Se habita un tiempo donde lo mediático roba casi todo lo real de la realidad. La carencia de ideas y programáticas de una oposición política no constituida definidamente, provoca que esta ausencia haya sido reemplazada, cooptada, tal vez casi de manera definitiva, por la lógica de la información de masas (movilero, locutor, entrevistador, periodista analista). Una lógica mucho más eficaz, y con sello de época, en la trama de la sociedad, donde los medios en su “no hacer política” hacen la sustancial política diaria que confirmaría la imprescindible muerte de la política, dejada atrás como lo zángano y corrupto en la vida de los argentinos.

Una lógica periodística del slogan, de la frase compactadora, del título fuerte, del copete “síntesis”, del dato gancho, del impacto efectista, del hallazgo ocurrente, del reduccionismo de corte publicitario “en tres palabras”. Una lógica de la trasmisión diaria en cadena de todos los informativos. Una lógica mediática bandolera, cuyo oficio totalizante ha devenido desvalijar los hechos centrales, quitar del medio los sentidos que importarían ver debajo de la hojarasca, sustraer los significados. Cumplir entonces puntillosamente el repertorio conservador, reactivo y antipolítico del statu quo permanente, mientras se almuerza con Mirtha Legrand: un sentido común esparcido, siempre logrado, que el dominio entre bambalinas del país y las apetencias del mercado capitalista necesitan para explicar el mundo. Todo se “compra”, todo se “vende”. Por lo tanto lo único cierto es “el mercado”. La mercancía informativa expone un supuesto mundo a su imagen y semejanza, como lógica que rotula y marca tecno-masivamente a la ciudadanía.

Ejemplo uno de atraco mediático. La Presidenta dijo en la Plaza: “desde una corporación, cuatro personas a las que nadie votó, a las que nadie eligió, se reunían, deliberaban, decidían y comunicaban al resto de los argentinos quién podía andar por las rutas del país y quién no”, significando que ningún sector o instancia civil puede asumirse ese poder, salvo el Estado y el gobierno elegido por voto, que puede plantearse esa acción interruptora bajo conmoción o conflicto grave interno y externo, o en circunstancias excepcionales de un orden amenazado. Los grandes medios gráficos, radiales e informativos concentrados, transformaron sin embargo inmediatamente esa frase sobre los representantes del agro, en: “cuatro personas a las que nadie votó”, como si la Presidenta ignorase algo que sabe hasta el menos avezado de los ciudadanos: que efectivamente fueron votados, gremialmente, para gobernar las normales tareas de cada asociación. Pues bien, sobre esa falacia extrema de poda mediática, se montó el mayor sintagma explicativo de las últimas 72 horas para recalentar las aguas del conflicto.

Ejemplo dos de sustracción mediática. Durante estos cien días y pico de dura protesta que planteó el lockout agrario, un acontecimiento extraordinario superó al resto de las noticias, de los datos, cifras, diferencias y voces. Y ese suceso fue el corte de rutas o tractorazos permanentes que asolaron el país, lo desabastecieron de alimentos, suministros y libre paso de la gente, hasta alcanzar grados de caos y de sociedad “en abismo”. Pues bien, en todo este lapso no hubo ni varios programas, ni los necesarios, ni un solo programa (desde los medios de masas más concentrados y de buena audiencia) que se haya dedicado exclusiva y totalmente a tratar, señalar, reflexionar y condenar con pelos, argumentos, señales, voces y comentaristas esta producción reaccionaria sobre la escena nacional: el país cautivo por los “buenazos mateadores” de las banquinas. Por el contrario, el accionar mediático provocó una inmensa platea social, para la cual ese dato vertebral y nocivo a una institucionalidad democrática con su régimen de partidos, fue absolutamente naturalizado, neutralizado, aceptado, velado en los reales sentidos que portaba de violencia, autoritarismo y brutalidad anticomunitaria.


Qué te digo cuando te digo

Tanto uno como otro ejemplo de manipulación mediática (entre otros) que involucran nada menos que la palabra presidencial y la operatoria anticiudadana mayor de estos tres meses, grafican claramente el estado mental y de conciencia de gran parte de los argentinos, en cuanto a saber de qué se tratan las cosas, que está sucediendo en su país, qué está en juego en los desacuerdos, y qué representan los diversos actores de la escena.

Puede decirse entonces, como perspectiva de comprensión de la crisis nacional, que la posibilidad de avance hoy de un gobierno democrático institucional (que se autoidentifique con amplios sectores populares sufriendo distintos grados de injusticia y postergación de sus derechos sociales) pasa también y de manera cada vez más acuciante por una instancia de desmontar diariamente un orden que cuenta las cosas (para la probabilidad de modificar tales cosas).

Una contienda que sin duda no remite a ninguna Secretaría de Cultura ni a un Ministerio de ciencia pensado casi exclusivamente para la tecnoindustria, sino que remite a la pura política actuando culturalmente, en estado de constante actualización de sus concepciones de masas, hacia las masas y con las masas. Teniendo en cuenta que la disputa neurálgica en nuestra democracia –en un mundo como el actual bajo dinámica transcultural de derecha– es quebrar constantemente disposiciones interpretativas dominantes. Querellar un orden de los imaginarios en cada coyuntura. Expropiar dimensiones simbólicas de masas educadas y formadas por los propios adn del sistema de alienación en su edad audiovisual expandida. Compenetrarse del clásico, y para algunos superado, tema de las ideologías y de las clases sociales, tal cual enseñaban los libros marxistas tan vendidos en la calle Corrientes años atrás.

En la Argentina de estos días se evidencia que el debate por los significados es una lucha comunicacional de masas donde se juega suerte y destino de cada política. Algo similar sucede en América latina. La época democrático popular y todas las izquierdas necesitan un nuevo ensayismo de análisis y de masas cotidiano, que amalgame herencia de sociólogos, de periodistas, de nietos de Jauretche, de intelectuales y cuadros políticos que digan y disputen palmo a palmo conciencias ciudadanas demasiado golpeadas y desorientadas en la última década. Desenredar a las palabras del astuto pastiche mediático de cada jornada. Tratar de llevarlas a un sitio donde les dé de vuelta el aire y las refresque.

Hoy esas palabras, y las definiciones que componen, no muestran. Esconden. Cuando en la “gran radio y la gran TV” se dice tan ecuménicamente “dialogar” se está diciendo en realidad quitar las retenciones. Y cuando se dice pastoralmente “pacificar”, o “buscar la unión de todos los argentinos”, se dice también y solamente quitar las retenciones. Y cuando se hace referencia a un Parlamento con mayoría oficialista por una cuestión de votos, se dice “escribanía para la firma”, “mano de yeso”, o se postula como nueva “calidad democrática” una increíble cámara de legisladores desagregada en “cientos de posturas” cada una por su lado como “las miles de historia de la ciudad de San Francisco” protagonizada por Karl Malden en los ’70.


La “objetividad” mediática

Los medios de comunicación imponen su bestial “diagrama institucional” bajo una horma de mercado que hoy reina soberana. Implantan su matriz de acuerdo a la programación emisora, su valor de lo que sería democracia, la virtud de un votante apolítico que en realidad no debe saber ni siquiera a quiénes elige cuando elige, porque debería votar átomos “libres” de compromisos partidarios. En esa misma dimensión mediática y formativa del espíritu (como dirían los idealistas alemanes del XIX) se organiza un mensaje a repetición con muy pocas variaciones: los gobernadores e intendentes que estructuran la política son todos “rehenes o secuaces de la chequera”, las concentraciones populares son “mercenarios a cincuenta o cien pesos por cabeza”, el Estado de nuestra democracia “una máquina que le está metiendo las manos en los bolsillos a usted señor oyente todos los días”, la adhesión de Hebe de Bonafini a Cristina Fernández “cinco palos puestos sobre la mesa”, y la Presidenta “una secretaria de Kirchner”.

Se asiste diariamente a la desmembración ideológica de lo democrático desde la absoluta irresponsabilidad de los dueños del mensaje, una suerte de aquelarre mediático disolvente de todo valor, y donde no existe propuesta alternativa ni referente ni el menor asombro ante cualquier cosa: estadio societal plausible de ser simbolizado con la pregunta con que Marcelo Bonelli inicia su entrevista con Elisa Carrió la semana pasada en A dos voces de TN: “¿Y doctora, el Gobierno sigue robando?”. O el comentario de un periodista de Radio Mitre a la tarde, Marcelo Moreno, que luego de una entrevista que me hace un programa, de escuchar mis reflexiones críticas al agro, y de cortar la comunicación, cerró el reportaje diciendo al aire: “cuando escucho a este tipo de intelectuales tengo ganas de vomitar”.

Es indudable que en el campo de la contienda política por el significado de los hechos, y sus consecuencias, es donde el Gobierno viene perdiendo terreno en manos de un poder que desgasta, desvaloriza, deslegitima, sin dar cuenta de sus emisiones y sin que nadie le pida cuentas políticas de sus responsabilidades e intereses en los marcos del conflicto. Más allá de sus errores, que los tiene abundantes en la crisis del agro, ése es el dato del presente democrático argentino: si el Gobierno no asume este desafío con el despliegue de todos sus recursos humanos, su proyecto democrático carece de la consistencia persuasiva que la época exige.

sábado, 14 de junio de 2008

Cacerola de Teflón




No te oí… En los días del silencio atronador.
No te oí junto a las madres del dolor,
no sonaste ni de lejos, por los chicos, por los viejos… olvidados.

No te oí… Puede ser que ya no estoy oyendo bien,
pero al borde de las rutas de Neuquén,
no te oí mientras mataban por la espalda a mi maestro.
Y entre nuestros cantos desaparecidos
yo jamás oí el sonido de tu tapa resistente,
que resiste comprender que hay tanta gente
que en sus pobres recipientes solo guarda una ilusión.

Cacerola de teflón, volvé al estante,
que la calle es de las ollas militantes…
Con valiente aroma de olla popular.
Cacerola de teflón, a los bazares,
o a sonar con los tambores militares…
Como tantas veces te escuché sonar.

No te oí… Cuando el ruido de las fábricas paró,
cuando abril su mar de lágrimas llenó.
No te oí con los parientes del diciembre adolescente… asfixiado

No te oí… Puede ser que mis oídos oigan mal,
pero no escuché en la exposición rural,
reclamar por el jornal de los peones yerbateros,
por la rentabilidad de los obreros,
por el tiempo venidero, por que venga para todos

No te oí ni te oiré porque no hay modo
de juntar tu avaro codo, con mi abierto corazón.

Cacerola de teflón, volvé al estante…
De los muebles de las casas elegantes,
que las cocineras te van a extrañar.
Cacerola de teflón, a los bazares...
O a sonar en los conciertos liberales...
Como tantas veces te escuché sonar.

No te oí … En el puente de Kosteki y Santillán,
no te oí por el ingenio en Tucumán,
no te oí en los desalojos, ni en los barrios inundados … de este lado.

No te oí… En la esquina de Rosario que estalló
cuando el angel de la bici se cayó…
Y sus ángeles pequeños se quedaron sin comida.

Y jamás te oí en la vida repicar desde acá abajo,
por un joven sin trabajo, a la deriva.
Debe ser que desde arriba, desde los pisos más altos
no se ve nunca el espanto y las heridas.

Cacerola de teflón, volvé al estante… Yo me quedo en una marcha de estudiantes,
donde vos nunca supiste resonar.
Cacerola de teflón, a los bazares o a llenarte de los más ricos manjares
que en la calle no se suelen encontrar… Cacerola de teflón andá a c…ocinar.

jueves, 12 de junio de 2008

39º Aniversario del Cordobazo



1969 – 29 DE MAYO – 2008



Por Agustín Tosco, junio de 1970


Se me ha pedido que escriba un artículo sobre el Cordobazo. Creo que lo que hay que escribir sobre este hecho de real trascendencia histórica, especialmente para Argentina y América Latina, es un libro. Porque son muchas, variadas y complejas, distantes e inmediatas, las causas que produjeron la circunstancia sociológica - política del Cordobazo. Durante los meses de prisión en Rawson llené cinco cuadernos sobre el particular. La transcripción de cuatro hojas en un reportaje de la revista "Inédito", motivó, según difusión pública, que la misma fuera clausurada. Aún así, con el tiempo, ese trabajo ha de aparecer, sin la pretensión de ser una visión totalmente objetiva, pero si al menos una interpretación personal sobre la base de la militancia sindical y de las propias posiciones adoptadas por nuestro gremio el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, la Regional Córdoba de la CGT, el conjunto de gremios encabezados por SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines de la Industria Automotriz) y el permanente contacto con las agrupaciones estudiantiles, tanto de la Universidad Nacional como de la Universidad Católica. Asimismo con los Sacerdotes del Tercer Mundo y distintas personas de los grupos profesionales y políticos. Con esta previa aclaración y en el entendimiento de contribuir en modesto alcance a la reafirmación de las reivindicaciones populares, redacto estas líneas ligadas a este acontecimiento fundamental de las clases populares sucedido el 29 y 30 de Mayo de 1969.
¿Por que se ha producido el cordobazo?
Esta es una pregunta que no por repetida, deja de plantearse y de promover la investigación, la imaginación y particularmente el interés de todos los argentinos, desde el más humilde trabajador, hasta el sociólogo desentrañador de los fenómenos sociales, o de los políticos desde conservadores hasta revolucionarios. En el penal de Rawson nos visitaron a los trece condenados que procedíamos de Córdoba, una Comisión de Solidaridad, compuesta por Compañeros de distintos gremios de esa ciudad, de Trelew y de otras localidades de la Provincia de Chubut. Nos preguntaron qué necesitábamos para nuestra salud, desde alimentos hasta indumentaria. Respondimos que necesitábamos solidaridad militante. Pronunciamientos. Lucha contra la Dictadura. Les hablamos de nuestros trabajadores, de sus aspiraciones, de sus desvelos, de sus sacrificios. Les dijimos que las fogatas que alumbraban las calles de Córdoba surgían desde el centro de la tierra impulsadas y encendidas por nuestra juventud estudiosa y trabajadora y que jamás se apagarían porque se nutren de la vida y de los ideales de un pueblo rebelado contra la opresión que se ejercía sobre él y estaba dispuesto a romperla, pasara el tiempo que pasara. Dijimos la verdad, la verdad de todo lo que queríamos. Los trece condenados de Rawson éramos de extracción, situación y condición heterogénea. Pero todos coincidíamos. No exagero al manifestar que varios de los miembros de la Comisión de Solidaridad y ellos están para testimoniarlo, sintieron correr lágrimas sobre sus mejillas. Al fin y en esta tensa conversación, plantearon la pregunta: ¿Por qué se ha producido el Cordobazo? Respondimos, con lo que creo es la esencia de la respuesta a tanto interrogante y a tantas elucubraciones que andan dando vuelta como conclusiones: el Cordobazo es la expresión militante, del más alto nivel cuantitativo y cualitativo de la toma de conciencia de un pueblo, en relación a que se encuentra oprimido y a que quiere liberarse para construir una vida mejor, porque sabe que puede vivirla y se lo impiden quienes especulan y se benefician con su postergación y su frustración de todos los días.
¿Y por qué Córdoba precisamente?

Por que Córdoba no fue engañada por la denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la "expectativa esperanzada" de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de modernización y de transformación que prometió Onganía, Martínez Paz, Salimei y Ferrer Deheza y luego Borda, Krieger Vasena y Caballero. La toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor fuerza a partir de julio de 1966. La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en particular de las Encíclicas Papales desde Juan XXIII, encuentran en nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente en la juventud y en los Sindicatos. Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal. Para reducir la cuestión a sus aspectos más cercanos, las grandes luchas previas al Cordobazo amanecen antes de los dos meses de la usurpación del poder por parte de Onganía. Y estas, tanto como las que posteriormente se plantearon ya que siguen en vigencia, bajo distintas características, obedecen a la toma de conciencia de la necesidad de liberación que es el patrimonio principal de Córdoba dentro del panorama nacional.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Semblanza de un cura como pocos


[Carlos Mugica nació el 7 de octubre de 1930. Fue asesinado por la Triple A el 11 de mayo de 1974.]


Por Horacio Ríos



El mártir que vive en el alma del pueblo


El padre Carlos Mugica fue un paradigma de su tiempo, a la vez que una contradicción en sí mismo. Hijo de una familia de clase alta, ofrendó su vida por los más humildes, incluso conociendo de antemano que ésa era una posibilidad demasiado cercana. Para servirles, renunció a una prometedora carrera en el seno de la iglesia, que podría haberlo llevado a las más altas jerarquías, ya que era un hombre de brillante inteligencia. Pero eso no era todo: era un cura peronista que trabajaba en el Barrio Comunicaciones, hoy Villa 31. Vivió sin miedo y sin pedir nada para sí mismo. Lo asesinó un matón a sueldo, en el que algunos creyeron reconocer al comisario de la Policía Federal Rodolfo Almirón. Después de 30 años, para desmentir a sus asesinos, Mugica sigue siendo recordado como lo que fue: un cura como los que prefería otro mártir de aquellos tiempos, el "Chacho" Angelelli: "con una oreja en el Evangelio y la otra en el pueblo"
El que luego sería el padre Carlos Mugica nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930, en el seno de una familia de clase alta. Su padre, Adolfo Mugica, fue diputado conservador entre 1938 y 1942 y posteriormente, en 1961, ministro de Relaciones Exteriores, durante la presidencia de Arturo Frondizi.

Por otra parte su madre, Carmen Echagüe, pertenecía a una familia de ricos estancieros bonaerenses.

En 1949 comenzó la carrera de derecho –de la que cursó sólo dos años- en la Universidad de Buenos Aires. En 1950 viajó con varios sacerdotes y con su amigo Alejandro Mayol a Europa, donde comenzó a madurar su vocación sacerdotal. En marzo de 1952, a los 21 años ingresó al seminario para iniciar su carrera sacerdotal.

Finalmente se ordenó como sacerdote en 1959, pocos años después de haber participado –según sus propias palabras- "del júbilo orgiástico de la oligarquía por la caída de Perón". Pero Mugica también sabía reconocer sus contradicciones. Relataba que en una ocasión, caminando por un pasillo oscuro de un conventillo, vio una leyenda escrita en la pared que lo conmovió profundamente:"Sin Perón no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos". Los cuervos eran los curas. Quizás en ese momento supo que si permanecía en el lugar de siempre, seguiría estando en la vereda de enfrente de "la gente humilde".

Después de ordenarse, sirvió en la diócesis de Reconquista y luego colaboró con el cardenal primado de Argentina, Antonio Caggiano, en lo que parecía ser el comienzo de una prometedora carrera eclesiástica. Pero ya en sus primeros destinos como sacerdote tuvo problemas. El propio Mugica recordaba uno de sus primeros tropezones con humor: "Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió en el Socorro cuando me echaron las señoras gordas que le fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa".

Años después, en 1966, se encontró en una misión en Santa Fe, a los que serían luego los fundadores de la organización Montoneros Carlos Ramus, Fernando Abal Medina y Mario Firmenich, a los que ya conocía de cuando estaba destinado en la pastoral para los jóvenes en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Esta relación los influenció a todos ellos y les sirvió para tomar por el hasta entonces impensado camino de la lucha y del compromiso con los sectores más humildes de la sociedad.

Su encendida y pública defensa del peronismo, como asimismo la frecuencia con que en sus discursos citaba al Che Guevara, a Mao y a Camilo Torres y otros, le trajeron al padre Carlos abiertos, y cada vez más frecuentes, choques con el arzobispo Juan Carlos Aramburu.

En los tiempos en los que nacía la dictadura militar que encabezó el malhadado general Juan Carlos Onganía, durante la cual se agudizarían hasta límites intolerables las contradicciones entre el Ejército y el pueblo argentino; entre los intereses de la Patria y los del imperio; entre una Iglesia cómplice de la dictadura y los sacerdotes que, sin grandilocuencia pero con firmeza, buscaban, como Camilo Torres, el camino de la liberación, encontró Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe –tal su nombre completo de "niño bien- su destino.

El año 1968 fue decisivo en la vida del padre Mugica. Viajó a Francia para estudiar Epistemología y Comunicación Social; profundizó su amistad con el padre Rolando Concatti –uno de los fundadores del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo- y viajó a Madrid, donde conoció al General Juan Domingo Perón.

Estando en París se enteró de la fundación del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Inmediatamente, con la presteza de los que saben que han encontrado su destino, adhirió a él. También comenzó a colaborar con el Equipo Intervillas que creó en ese año decisivo el padre Jorge Goñi.

Al volver de la capital francesa se encontró con que el padre Julio Triviño –un cura situado ideológicamente en sus antípodas- lo había reemplazado como capellán de las monjas del Colegio Malinkrodt. Claro que el cambio que habían decidido las monjas no era inocente ni casual. Triviño, un conspicuo representante de la línea conservadora de la iglesia argentina era también, para que no estuviera ausente la coherencia, capellán castrense.

El destino comenzaba a alcanzar a Mugica. Los padres asuncionistas, que estaban a cargo de la parroquia de San Martín de Tours –otra de las iglesias en las que se refugiaban los ideólogos de todas las dictaduras pasadas y futuras-, habían decidido abrir una capilla en la villa de Retiro y le ofrecieron al joven sacerdote que se hiciera cargo de ese trabajo, que aceptó alborozadamente.

Lejos estaba ya Mugica de aquel joven sacerdote de buena cuna que hollaba los pasillos de la Curia, y que daba los primeros pasos de una brillante carrera eclesiástica. De habérselo propuesto, posiblemente hoy existiría en la nómina de la iglesia algún obispo o cardenal llamado Carlos Mugica, que entregaría su anillo a los fieles para ser besado y que luego pontificarían contra el peronismo.

En el Barrio Comunicaciones levantó la parroquia Cristo Obrero, en la que ejerció su compromiso hasta el día de su asesinato. Al mismo tiempo, colaboraba con su gran amigo, el padre Jorge Vernazza, como vicario de la parroquia San Francisco Solano.

También por esos tiempos su poderosa intelectualidad se convirtió en faro desde la cátedra de Teología en la Universidad de El Salvador y desde las que dictaba en las facultades de Ciencias Económicas, de Derecho y de Ciencias Políticas.

El compromiso con los pobres que asumió el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, entretanto, chocaba de frente con la prohibición estricta de manifestarse políticamente, decidida por el arzobispo coadjutor de Buenos Aires, Juan Carlos Aramburu, decidido más que nunca a mantener a la iglesia alineada con el poder. Por supuesto que Aramburu jamás se opuso a las efusiones ideológicas de los curas que tomaban el té en las mansiones de San Isidro o de Barrio Norte, incluido él mismo. Desde su retiro, el antiguo prelado amigo del poder ve pasar sus días en una opulenta mansión de la calle La Pampa, cercana a las de sus amigos de la Avenida Melián, ostentadores de una riqueza que habita muy lejos de la gente que fue el motivo de los desvelos del padre Mugica.

Pero aquellos años exigían definiciones. La violencia que ejercía la dictadura se tornaba más indecente a medida que su poder era cuestionado con más decisión por las organizaciones populares, que tampoco desistían de utilizar la violencia revolucionaria. Uno de los amigos más cercanos de Mugica, el padre Alberto Carbone, fue encarcelado tras la muerte del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu a manos de la organización peronista Montoneros.

La apasionada defensa de su amigo, su antigua cercanía con los fundadores de la mítica organización guerrillera y su actitud frente a la violencia popular que, al negarse a condenarla, la dictadura consideró "poco clara", provocaron también su encarcelamiento.

Los periódicos "La Razón" y "La Nueva Provincia" cuestionaron con dureza a Mugica por su "justificación de la violencia que se ha desatado en el país". Claro, que para esos personeros de oscuros intereses no habían existido ni la Semana Trágica, ni los bombardeos de Plaza de Mayo, ni la furiosa represión del Plan Conintes, ni nada. La violencia la habían desatado –en su particular concepción- los peronistas, que hasta ese tiempo sólo habían sufrido represión, humillación y muerte.

Las homilías del padre Mugica y de todos los sacerdotes del MSTM eran grabadas por los servicios, colocándolos casi en una situación de blancos móviles. Aramburu –el arzobispo- le propuso varias veces a Mugica que abandonara el sacerdocio. Mugica rechazó el ofrecimiento, aunque esta situación lo angustiaba fuertemente. "Espero, en Dios, no verme forzado jamás a abandonar el sacerdocio, aunque deba resistir infinitas presiones", definió alguna vez, con la claridad de siempre.

Tras la asunción de gobierno popular, el 25 de mayo de 1973, Mugica aceptó un cargo –no rentado- de asesor del Ministerio de Bienestar Social, aunque luego se desvinculó de él por sus discrepancias con el ministro José López Rega, que luego tendría el dudoso honor de ser el fundador de la no menos dudosamente célebre "Triple A". La explicación de Mugica fue sabiamente sencilla: "no había comunicación entre el ministerio y los villeros".

De todos modos, comenzaron a tomar cuerpo otras preocupaciones para el sacerdote: una noche, ante algunos colaboradores del Barrio Comunicaciones, manifestó que "López Rega me va a matar". Pero por esos días le había dicho a un periodista que "no tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es de que el arzobispo me eche de la Iglesia".

En 1974 apareció el disco "Misa para el Tercer Mundo", en el que el Grupo Vocal Argentino cantaba –sobre textos escritos por el propio Mugica– ritmos argentinos, africanos y asiáticos. Como premio, tiempo después, un hombre poco afecto al arte y a la generosidad, el ministro del interior de Isabel Perón Alfredo Rocamora, mandó destruir miles de ejemplares de esa obra.

Las amenazas de muerte se multiplicaban sobre la humanidad de Mugica. La revista seudoperonista, "El Caudillo", se preguntaba –con una sorna no exenta de estupidez– si "está al servicio de los pobres o tiene a los pobres a su servicio", a la vez que lo acusaba –con la misma supina estupidez– de "bolche".

El 11 de mayo de 1974, el padre Carlos Mugica cumplió con algunas de sus rutinas habituales. A las ocho y cuarto de la noche, después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano –situada en la calle Zelada 4771, en el barrio de Villa Luro–, se disponía a subir a su humilde Renault 4-L, cuando un triste personaje –en el que algunos testigos creyeron reconocer al comisario Rodolfo Eduardo Almirón, el jefe de la "Triple A" lopezreguista– bajó de un auto y le pegó cinco tiros en el abdomen y en el pulmón. El tiro de gracia se lo dio en la espalda. Una manera infame de acabar con la vida de un hombre digno, que siempre respetó antes que nada su mandato interior, ese que nacía de su pueblo y que se prolongaba luego en su propia voz.

El sacerdote fue enterrado posteriormente en el cementerio de Recoleta, hasta que en 1999, en un acto de justicia, sus restos fueron trasladados a la Parroquia Cristo Obrero, en el Barrio Comunicaciones, donde amó y fue amado sin condiciones, que hoy –tiempos crueles- es conocido como la Villa 31.

Desde entonces, Mugica, para contradecir a sus asesinos, habita en un territorio del que jamás será desalojado: el corazón de su pueblo. Un lugar que comparte con muy pocos, entre los que pueden contarse sus amados Juan Domingo Perón, la abanderada de los humildes, Evita y el también mártir obispo de La Rioja, monseñor Enrique Angelelli.

jueves, 24 de abril de 2008

LA CAMARA LE QUITÓ LA INMUNIDAD PARLAMENTARIA A PATTI



El texto impulsado por el oficialismo -que recibió ayer por la mañana dictamen de la comisión de Asuntos Constitucionales- contó con el respaldo de la Coalición Cívica, Partido Socialista, ARI, Diálogo por Buenos Aires y algunos integrantes del bloque radical, cuyos diputados votaron divididos.
El pedido de desafuero, que quita la inmunidad parlamentaria a Patti para ser juzgado por delitos de lesa humanidad, fue aprobado finalmente y tras más de 7 horas de debate, por 196 votos contra 9 y 11 abstenciones, 52 votos más que los dos tercios necesarios para sancionar el texto.
El debate, que culminó avanzada esta madrugada, contó con la presencia de representantes de Madres, Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S y organizaciones de derechos humanos que se concentraron a primeras horas de la tarde frente al Congreso para respaldar el desafuero de Patti y luego, a la hora de la sesión, colmaron los palcos de la cámara baja.
La defensa del dictamen de mayoría impulsado por el oficialismo, fue realizada por la titular de la comisión de Asuntos constitucionales, Graciela Camaño, quien sostuvo que Patti "está en libertad hoy, no porque sea inocente, sino porque esgrimió los fueros para eludir a la justicia penal y estar en libertad".
"Patti no es juzgado por sus ideas sino por sus conductas. Por hechos, no por opiniones", aclaró Camaño en el recinto, quien añadió que el Parlamento no debe ser "la excusa de la impunidad" al sostener que los legisladores tienen "los mismos derechos y obligaciones que los demás ciudadanos".
El texto debatido por los diputados destaca, en sus fundamentos, como antecedente para otorgar el desafuero pedido por el juez la situación del legislador fueguino electo Juan "Jeringa" Barrionuevo, a quien le quitaron los fueros antes de asumir su banca.
A través del proyecto de resolución, los diputados sostienen que corresponde desaforar a Patti para que el juez "pueda hacer efectiva la medida cautelar" prisión preventiva- de "continuar ejerciendo su jurisdicción" y entender en el juicio que se le sigue al procesado por delitos de lesa humanidad.
Pero, el dato colorido lo aportó Bonasso cuando recordó que la banca en la que sentó Patti por pocos minutos el 5 de diciembre de 2005, paradójicamente, estuvo ocupada en un tramo del debate por Victoria Donda, hija de desaparecidos, y quien formuló el discurso más emotivo de la noche, generando cerrados aplausos desde los palcos.

martes, 22 de abril de 2008

DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN MAR DEL PLATA

Por Carlos A. Bozzi



En un extenso y fundado fallo, el Tribunal Oral Federal en lo Criminal d la Ciudad de Mar del Plata, dictaminó que los asesinatos cometidos en esa ciudad por la llamada “Concentración Nacional Universitaria” (CNU) en la década de los años 70, deben ser considerados delitos de lesa humanidad.Por primera vez en su historia, la Justicia local resume detalladamente las andanzas de este grupo de civiles, de signo paramilitar, que asoló la ciudad desde aquél fatídico lunes 6 de diciembre de1971, cuando irrumpiendo violentamente en el Aula Magna de la Universidad Provincial de Mar del Plata, asesinó a la joven Silvia María Filler mientras participaba de una asamblea estudiantil.
Según recuerdan algunos, esta agrupación había nacido en la ciudad de La Plata en 1967 bajo inspiración del filólogo tradicionalista Carlos Disandro, docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, con una orientación nacional-falangista, reivindicándose como auténticamente peronista. Dos años más tarde se organizó en Mar del Plata, conformada en su mayoría por estudiantes de la Facultad de Derecho, dependiente de la Universidad Católica de Mar del Plata. Otras voces, en cambio aseguran que realmente la CNU nació y se conformó íntegramente en la ciudad balnearia, con posteriores lazos de unión en la CGT local en la conducción misma del Partido Justicialista y en varios sindicatos afines al peronismo de derecha. A partir de fines de 1973 participó no solo en la luchas internas del peronismo, sino también en la pelea del peronismo ortodoxo contra agrupaciones y militantes de la izquierda socialista, según sea la ciudad en donde desarrollara su actividad. Así en La Plata el 5 de diciembre de 1975 asesina a 8 jóvenes integrantes del Partido Socialista de los Trabajadores que habían participado en una huelga fabril. También operó en Bahía Blanca, junto a sectores de las “Tres A”, bajo la cobertura de las autoridades de la Universidad del Sur.En Mar del Plata, su accionar violento se dirigió casi exclusivamente contra los sectores de la Juventud Peronista (JP) y de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), siendo responsable de numerosos asesinatos aún impunes, que precisamente esta sentencia ordena investigar, desempolvando antiguos pero no menos valiosos expedientes judiciales, que la justicia local -federal y provincial-llamativamente archivó a poco de suceder cada hecho.La aparente excusa que dio origen a tantos homicidios resultó ser el asesinato del abogado Ernesto Piantoni, jefe político de la organización, ocurrido el 21 de marzo de 1975 y que ningún grupo armado se adjudicó en ese momento.Sin embargo en un reciente proyecto de ley, presentado por la diputada nacional Nora Raquel Ginzburg, que procura se indemnice a los “Causa habientes de personas fallecidas por el accionar de grupos terroristas subversivos en el período 1960-1989“, se dice: “La revista Estrella Roja Número 52, órgano del PRT-ERP, de fecha 9 de abril, adjudica el hecho a Montoneros”. De paso, es interesante acceder a este proyecto de ley, pues en el mismo existen una cantidad enorme de datos, difíciles de recopilar exclusivamente para la ocasión de una simple tarea legislativa.En cuanto a su entrenamiento militar, algunos también recuerdan en los años 75, el paso por Mar del Plata de Santiago Cruciani, suboficial del Ejército, quién bajo los alias de “El Tío”, “Mario Mancini” saltó a la fama por ser unos de los más crueles torturadores del Centro Clandestino de Detención “La Escuelita”, dependiente del V Cuerpo de Ejercito con asiento en Bahía Blanca.Posteriormente, cuando Cruciani regresó a Mar del Plata, instaló la “Agencia de Investigaciones y Seguridad Privada” (VIP) con domicilio en la calle 25 de Mayo 3324,continuando su relación con el grupo de la CNU .En dicha agencia supo prestar servicios Eduardo Ullúa, una de las personas mencionadas en el fallo del TOF y que un testigo señala como Jefe del Comando de la CNU en Mar del Plata, bajo la órbita del Destacamento de Inteligencia del Ejército en dicha ciudad. Obviamente a esta persona se le imputan varios homicidios, muchos de ellos a punto de ser esclarecidos por la tarea de este tribunal.En un interesante articulo publicado en la pagina web “Izquierda.Info” titulado “ La Derecha Peronista Marplatense”, Carlos Petroni describe lo siguiente: “La ciudad de Mar del Plata presentó, en relación con lo antedicho, un desarrollo del peronismo de derecha eficazmente articulado, destacándose ante todo su temprana vertebración, incluso durante aquellos períodos cuando desde Madrid el respaldo se dirigía principalmente a las 'formaciones especiales'. A pesar de ello fueron precisamente las tendencias derechistas del peronismo local las que desataron la violencia política dentro del movimiento, teniendo por su parte una responsabilidad mayor en los inicios de la violencia política en Mar del Plata, a través del asesinato de Silvia Filler, estudiante de arquitectura, el 6 de diciembre de 1971... estos grupos se nutrieron principalmente de dos sectores sociales: estudiantes y profesionales de sectores conservadores de la pequeña burguesía, u obreros cercanos a las tendencias burocráticas del sindicalismo. Mientras que la Concentración Nacionalista Universitaria (CNU), la Juventud Peronista Comando de Organización (CdO), la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN), el Sindicato de Abogados Peronistas (SAP) y la Agrupación 'Rojo Punzó'- Movimiento de la Juventud Federal pertenecieron al primer tipo; la Juventud Peronista de Mar del Plata (JP - MdP), la Juventud Sindical Peronista y el Comando Revolucionario de la Juventud Obrera Peronista (CR-JOP) se edificaron desde el ámbito sindical. De todas estas organizaciones la Concentración Nacional Universitaria, fue indudablemente la más importante en la ciudad; no desde su peso en el movimiento de masas, sino principalmente dado su profuso accionar en marcha al ejercicio de la violencia”. Es así que el tribunal mediante la sentencia dictada, decidió reabrir la investigación por los asesinatos de Roberto Alejandro Wilson, Rene Arnaldo Izus, Enrique Elizagaray, Guillermo Enrique Videla, Jorge Enrique Videla, Jorge Lisandro Videla, Bernardo Alberto Goldemberg, Norberto Daniel Gasparri, Jorge Alberto Stoppani, María del Carmen Maggi, Juan José Tortosa, Ricardo Emilio Tortosa, Roberto Héctor Sammartino, Victor Hugo Kein, Jorge Dell Arco, Hilmar Giles, Juan Manuel Crespo y Emilio Azorín, sin perjuicio de continuar con la recepción de pruebas respecto de otros homicidios de los que se pueda tomar conocimiento, considerándolos delitos de lesa humanidad e imprescriptibles. (Nota: Sobre Wilson, ver en esta página web: “
De las Tres A al Pozo de Banfield”.)El Tribunal encuentra probado que el grupo aludido actuaba protegido y con la anuencia no solo de las estructuras del Estado Nacional, sino también de integrantes de la Justicia Federal local y de la Universidad Nacional de Mar del Plata, con cobertura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, de la delegación de la Policía Federal Argentina de la ciudad y del Poder Judicial Provincial , como así también bajo protección de las autoridades militares asentadas en el “Grupo de Artillería de Defensa Aérea”, (Gada 601), que a partir del 28 de octubre de 1975 fue designado cabecera de la Subzona 15, Area 51 y 52 ,dependiente del Primer Cuerpo de Ejercito, Zona I, por lo que existiendo numerosos precedentes judiciales similares, es procedente la persecución penal de los hechos detallados anteriormente.A más de numerosa prueba testimonial, el Tribunal también ha basado su veredicto en informes de inteligencia originados en la Prefectura Naval Argentina, en partes emitidos por la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en el testimonio de Orestes Estanilao Vaello ante la CONADEP en el año 1984 entre otros, llegando a la conclusión final, que después del 24 de marzo de 1976, muchos de los integrantes de la CNU pasaron a engrosar las filas de los grupos de tareas de la Subzona Militar 15, actuando incluso en la llamada “Noche de las Corbatas”, hecho ocurrido el 6 de julio de 1977. (Nota: Ver en esta pagina web: “La Larga Noche de las Corbatas” ).En forma minuciosa e impecable el Tribunal, integrado por los Jueces Falcone, Portela y Parra, saca a la luz numerosas actuaciones judiciales abiertas con motivo de los asesinatos ocurridos en aquella época, llamativamente cerradas a los pocos días de los hechos sin investigación alguna . Como ejemplo de ello, se puede mencionar el hallazgo del titular registral de uno de los vehículos utilizados en operativos de la CNU. No es un dato menor: treinta años después, en breve tiempo y mediante una prolija requisa, los jueces pudieron probar que el vehículo pertenecía al Sindicato de la Carne y Afines de la Capital Federal, de íntima y estrecha ligazón con la CNU.Estremece el relato que los mismos asesinos difundieron sobre los últimos momentos de la vida de María del Carmen Maggi (imágen que encabeza esta nota), Decana de la Facultad de Humanidades y Secretaría General de la Universidad Católica de Mar del Plata, secuestrada por dicho grupo el 9 de mayo de 1975, mofándose que la joven mártir “los perdonaba porque no sabían lo que hacían”.Quizás, por primera vez en la historia judicial del país, un tribunal argentino considera que el Poder Judicial Federal de aquella época ha incurrido en gravísimas omisiones a la hora de investigar los asesinatos de este grupo paramilitar y reabre la investigación para esclarecerlos. Igualmente, los jueces dejan en claro que no se investiga a las personas por pertenecer a determinada organización sino por los delitos en que habrían participado, bajo el amparo de la protección estatal. Y así dicen en unos de sus párrafos: “Lo expuesto precedentemente resulta perfectamente aplicable a la magnitud, gravedad e impunidad con la cual se condujeron los autores, cómplices y encubridores de los delitos hasta ahora investigados. El avance de la pesquisa seguramente irá aumentando su número, ya que lamentablemente se desconoce la cifra real de las víctimas de las tristemente célebres Triple A y CNU. La acción penal emergente de tales hechos no se encuentra prescripta como erróneamente sostiene el fiscal general, ni tampoco le corresponde ejercerla a este Tribunal como afirma en su dictamen; por el contrario, en nuestro carácter de funcionarios públicos debemos velar por la realización de una exhaustiva investigación de estos hechos lo que hasta ahora, a pesar de haber transcurrido más de treinta años, no se ha efectivizado. La justicia debe abrirse a las víctimas del terrorismo de Estado, no cerrarse... Debe recordarse que la Corte Suprema de Justicia, in re: “Arancibia Clavel” consideró, con apego a la definición mencionada, que formar parte de una agrupación destinada a perseguir opositores políticos, por medio de homicidios, desaparición forzada de personas y tormentos, con la aquiescencia de funcionarios estatales, constituía delito de lesa humanidad y un atentado al derecho de gentes tal como lo prescribe el artículo 118 de la Constitución Nacional”. Es indudable que la “CNU” como brazo colateral de la “Triple A” en Mar del Plata, fue un aparato que actuó bajo la protección estatal y esta resolución, después de muchos años, vuelve a poner las cosas en su lugar, remitiendo toda la documentación recopilada por el Tribunal a la Fiscalía Federal, para que se reabran las causas para juzgar a sus integrantes, investigación de la que sin duda alguna surgirán los nombres de otras víctimas y también los de otros victimarios.

Carlos A. Bozzi

Sobreviviente de “La Noche de las Corbatas”

Para descargar Copia de Resolucion CNU

domingo, 20 de abril de 2008

Una Nueva Historia Vieja


Por Nicolás Casullo
“El vínculo orgánico entre propiedad privada de los medios de producción, es decir desigualdad estructural y radical, y ‘democracia’, ya no es un tema de polémica socializante, sino la regla del consenso.”Alain Badiou


Siempre es bueno comenzar con la cita de un filósofo francés cuando uno es un “intelectual”. Además, cuando tal filósofo hace referencia a brutales olvidos en nuestras formas actuales de la política. Olvido de palabras que solían nombrar críticamente la realidad del mundo, suplantadas por otras palabras raticidas. Ejemplo, el vocablo “consenso”, al parecer naïf, pero que hoy sirve para nombrar una suerte falaz de “mundo-todos-de-acuerdo”, pero mundo al que sin embargo le faltan todos los que no están invitados en esa mesa. Y donde tampoco sobreviven los temas “desaparecidos”, que ni siquiera parecen estar en la memoria de las cosas.
Algo de esto sucede con el tema de los medios de comunicación, su relación con la sociedad como poderes privados, con el Estado, su función y significados en el marco de los conflictos nacionales. De pronto el tema alcanza escena, visibilidad en el país, una imprevista voz presidencial, intervenciones universitarias, títulos, “Observatorio de Medios”, “Ley de Radiodifusión”, “Grupo Clarín”, “Papel Prensa”. Y es bueno que esto suceda. Es de primera importancia para discutir aquí, como en muchas democracias latinoamericanas atravesadas por los grandes trusts formadores de opinión pública.
Decía del olvido temático, una forma de la barbarie cultural que se padece. Porque hablando en estos días con alumnos y periodistas jóvenes, el litigio sobre los medios parte hoy de un precario punto cero. Como si careciese de todo antecedente. No porta biografía, sino las típicas ideologías del presente donde todo se reduce a un Boca y River sin contenido específico. Esto es, a la imposibilidad de pensar de qué se trata lo que está en tensión: cosa difícil de despejar cuando los propios medios son los aludidos y actores. Olvido entonces de una faceta de la historia política argentina, donde la cuestión de los medios de comunicación de masas fue parte central para pensar inconformistamente nuestra cultura, la izquierda, la derecha, las hegemonías, la contienda de intereses en el campo de las representaciones.
Volver al futuro
Enfatiza el sociólogo Heriberto Muraro –al analizar los Informativos de los canales 9, 11 y 13– sobre “el empleo del noticiero como difusión de ideología conservadora” a partir de “la mutilación y el retoque de noticias”. Apunta sobre “la transformación de dichos programas en una suerte de show”, que pretenden “la neutralización de la información” (aparentar que no se toma posición política), a la vez de “promover falsamente una ideología crítica ‘popular’, transacción ideológica” como dispositivo que procura que el espectador “se sienta comprendido”: con “una identificación inmediata” con la pantalla desde mensajes “parciales y vicarios”. Esto lo estudió y lo publicó Muraro no al otro día del paro agrario, sino en junio de 1972: una época que estaba signada por el encuentro activo de estudiosos y periodistas sobre el espinoso tema de las comunicaciones de masas en la Argentina.
Por ese entonces, 1973, comenzó a editarse una de las revistas más importante de la época, Comunicación y Cultura, uno de cuyos directores, Héctor Schmucler, escribió en su primer número: “La revista escoge la ‘comunicación masiva’ como punto de partida específico del debate político cultural”. Y agregaba que desde ese tema clave, “deben emerger los gérmenes de una nueva teoría y práctica de la comunicación que se confundirá con un nuevo modo de producir la vida”. Señaló al respecto: “Durante los últimos años se ha desarrollado un impetuoso movimiento de estudios sobre la comunicación masiva, que tiñe todo el debate político” sobre qué democracia se quiere.
Efectivamente, los últimos años ’60 y los primeros ’70 trajeron una plena toma de conciencia en los mundos artísticos, periodísticos e intelectuales, no sólo sobre la importancia de discutir la comunicación masiva, sino cómo encarar políticamente la problemática concreta sobre un poder privado, monopolizado en escasísimas manos y que trastrocaba el imaginario de amplios actores sociales.
Escribía en 1970 el otro director de Comunicación y Cultura, Armand Mattelart: “El medio de comunicación de masas es un mito al cual se considera dotado de una autonomía que trasciende a la sociedad misma. Es la versión actualizada de ‘las fuerzas naturales’ que ocultan sus distintas formas de manipulación”, que plantean “modelos normativos” y crean “una comprensión colectiva donde los conflictos son tergiversados”. Argumentaba Ma-ttelart: “Se trata de hacer evidente la actuación del medio, de modificar la estructura de poder de la información de masas, la concentración económica de ese poder, la malformación cultural que sufre la democracia con respecto a los dueños de ese poder”.
Edades periodísticas de crítica
Las polémicas que tienen lugar en la actualidad no dan cuenta de esta historia cultural. Historia que legitima por qué un problema es un problema de verdad. El Gobierno que de pronto da la sensación de romper con “socios” mediáticos a los que ha privilegiado hasta hace muy poco, y los medios que se sienten agredidos simplemente porque pasan de ser sujetos denunciantes a objeto de análisis como actores siempre posicionados, ambas instancias exponen muchas veces “la tierra arrasada” en que se convirtió en los últimos veinte años, al menos, la relación política-medios-crítica. Y también sobre la ausente tarea periodística reflexionándose a sí misma en cuanto a este poder ideológico.
Sin duda, hace cuatro décadas los conflictos a debatir sobre la comunicación masiva se impusieron como una ecuación medular, donde se dirimía qué tipo de sociedad institucional estaba en juego. Esto desde agrupaciones periodísticas peronistas como la 26 de Julio, 26 de Enero, el Bloque de Prensa, que entre los años 1969 a 1974 nuclearon gremial, política e intelectualmente al periodismo más concientizado en la crítica a los medios, o desde una tarea de contrainformación como la de Rodolfo Walsh, ya en plena dictadura. Entre estas dos referencias del pasado, tal arco de experiencias postuló que lo mediático de masas debía hacerse visible en el escenario social: caracterizable, “leíble”, cuestionable desde la crítica política. Sobre todo desde el propio productor de información, y con planteos de corte económico, jurídico y de la misma práctica laboral, ítem referidos directamente a la importancia de la construcción de sentido común societal.
Así lo expuso también un analista del fenómeno, el norteamericano Herbert Schiller, en un documento publicado en 1975 por la UBA: “No se puede hablar ya de política y Estado nacional sin señalar el nuevo poder tecnológico y cultural de las comunicaciones en manos monopólicas. Dichos medios no son ya simple trasmisores de información, sino medios de control social. Se debe pluralizar democráticamente –desde la participación y la crítica de la sociedad civil y política– el tema de las responsabilidades de ese poder privado que se adueña de una controvertida idea de libertad y democracia”.
Fue una extensa experiencia de debate político, que luego quedó borrada no sólo por la edad del exterminio dictatorial, sino por la década del peronismo menemista que terminó de sepultar las huellas de esta herencia y sus diversos partícipes. De tal manera que hoy, el regreso del tema en el propio mundo de la cultura aparece como “sorpresa”, o gesto “autoritario”, o lesionante de una idea mítica de “libertad de prensa” como coro empresarial asumido por un nuevo intelecto conservador.
Todavía para 1986 el sociólogo Oscar Landi puntualizaba: “La democracia post dictatorial no tuvo una decidida intervención de la política sobre el sistema de medios. Entre la propiedad privada de los medios y las intervenciones del Estado, se debió hacer ingresar un tercer elemento: la comunicación como derecho social, a través del cual democráticamente la sociedad interviene en la definición de su sistema de medios”. Agregaba Landi: “En el fondo está en juego cómo se genera la representación en el sistema institucional”.
El alfonsinismo no lo hizo, y con el menemismo se extinguió todo debate importante sobre los medios. Todavía para 1991 expresaba el analista Luis Alberto Quevedo en un congreso sobre Cómo Pensar Política y Medios: “Lo nuevo es el papel productivo de la TV en la formación de la agenda pública, en la construcción de escenarios, en la legitimación y deslegitimación de personas y temas. No se trata de saber cómo la TV oculta la realidad, sino qué realidad construye”.
De esto hace dieciséis años. Pero es ahora. Para aquel entonces el tema ya había abdicado de casi todo protagonismo (incluido el período Kirchner) hasta hoy. La política y la cultura, desde arriba o desde abajo, desde el centro hacia la izquierda (salvo excepciones de escasa repercusión), perdió contacto con sus propios legados en la materia. Con la propia riqueza de sus archivos. Un pensamiento cultural donde las cosas aparecen siempre “nuevas”, repentinas, sospechosas, marca la actual línea de indigencia “posmoderna”. Sería válido entonces recobrar la memoria de que en América latina diferentes sectores avanzados del campo cultural polemizaron y propusieron alternativas a la relación Medios-Sociedad en los ’70 (caso Perú sobre todo), como clave de construcción de una comunidad democrática popular. Y hoy, frente a una nueva coyuntura de conflictos, muchos núcleos políticos lo vuelven a discutir en Ecuador, Brasil, Bolivia y Venezuela.
Tal vez ahora se pueda, de avanzar ciertas inéditas intenciones del Gobierno, reponer y desplegar un debate (cancelado) sobre los medios masivos, en el contexto de una situación donde ninguna identidad política, ninguna instancia gremial o cultural, ni muchas universidades, tiene un discurso que va mucho más allá del sentido común que impone la programática de mercado con su doctrinarismo sobre “la libertad” del alto capital mediático concentrado, y el fetichismo del periodista “independiente”.
A veces los ’70 no son solo muerte y duelo. La memoria también es esto.

sábado, 19 de abril de 2008

LOS DESAPARECIDOS SOCIALES



ALFREDO MOFFATT Publicado en Diario Página 12 _26/11/99

( Se ha conservado el estilo coloquial de la clase )
Quiero reflexionar ahora sobre temas en los que he trabajado toda mi vida, y pensé que un título para esta clase podría ser “Los desaparecidos sociales”, o también “Los desaparecidos de siempre”.
En este país, como en muchos otros, siempre se hizo desaparecer a ciertos sectores de la población. Los que toman el poder dicen: los que no son iguales a nosotros son marginados, están al margen y a veces se caen del otro lado, no acceden a la sociedad. Aquí este tema empezó desde la colonización, con los indios y los negros, y también con el gaucho (que es la base de nuestra identidad, de la pobre identidad criolla que tenemos, y que a veces la perdemos…) que fue desaparecido en los fortines. El Martín Fierro es un relato muy hermoso y muy dramático de las crueldades que se cometieron con él, y de cómo se lo hizo desaparecer. Y más tarde, los desaparecidos en los conventillos, que dieron origen al tango.
Pero ¿qué quiere decir que son desaparecidos? quiere decir que no son visibles. Y actualmente yo diría que los desaparecidos son los de las villas miserias, que son un mundo aparte, donde se proyecta ahí están los delincuentes…”
Después están los desaparecidos en los hospicios, que es el destino que tiene un joven que hace un brote esquizofrénico. Un brote puede tener una reversión con técnicas dinámicas, pero si se lo mete en el hospicio, se lo medica y se lo encierra, ¿qué le pasa? que se siente muy solo y siente que el mundo se paralizó, y esto es insoportable. Entonces, dejarlo solo, es algo de una crueldad y una estupidez de las cuales siempre me asombré. Entran al hospicio y se hacen invisibles para la sociedad.
Hay bolsones de desaparecidos. Los presos, por ejemplo ¿qué características tiene el preso social? Que es parecido al preso político, que fue negado durante la dictadura aunque después sí apareció. Ser negado, quiere decir no ser visto.
Otro tanto pasa con los cirujas.Yo fui director del asilo de mendigos de la Municipalidad, (los únicos cargos oficiales que tuve fue con marginalidad extrema) aunque después me echaron porque hice una cooperativa de crotos, y ésta es gente dramáticamente muy fuerte, existencialmente muy rica, y son los que crean los folclores de los pueblos.
También están los pibes de la calle, yo he trabajado con ellos, el pibe de la calle es un arquetipo paradigmático del desaparecido. El que está en la calle está desaparecido, porque está en otro espacio y en otro tiempo. ¿Por qué? Porque nosotros tenemos nuestra casita, y la identidad se arma con los recuerdos, nosotros somos una historia que quiere continuar, somos un devenir, no somos sólo un “aparato psíquico”, somos una historia que si está armada desde atrás, la queremos seguir, y si no está armada de atrás, no sabemos quienes somos. Nosotros acumulamos historia porque tenemos la casita. Los pibes de la calle se llaman de la calle porque no tienen casa y entonces ¿qué pasa? al no tener casa siempre están afuera. El pibe de la calle es lo contrario a un preso, el preso no tiene afuera y el pibe no tiene adentro. No tener adentro es una condición de la no-existencia, por consiguiente el pibe de la calle, siempre está afuera, en stress, en atención, no puede meterse para adentro porque el que se mete para adentro “pierde” en la calle. Cuando duermen, duermen con un ojo abierto y otro cerrado.
La desesperación es algo que tiene que ver con la sabiduría popular, la palabra des-esperado, quiere decir que yo no me espero a mí. El humano existe porque espera ser otro, si nosotros no nos esperamos ser otros, no existimos. Estos pibes dan vueltas y también son los adolescentes desaparecidos del sistema. Dan vueltas y claro, no van a dar vueltas solos, no son tontos, se psicotizarían, sería igual que en el hospicio donde la gente da vueltas para construir el delirio, porque no les dan ni trabajo ni nada. El hospicio es una máquina de picar almas, de congelar. Entonces el pibe está fuera y se encuentra con otros y se re-tribaliza (arma una nueva familia) ¿Con qué? con los modelos que le da esta sociedad de mierda: corrupción, afano y droga.
La sociedad siembra vientos y va a recoger tempestades. Buenos Aires está rodeada como en los tiempos de antes, de indios con bronca, en bolas, a los gritos y con ganas de entrar.
Este tema de los desaparecidos sociales es muy doloroso. El problema es que en nuestra sociedad, en este momento, se les está yendo la mano con la exclusión: con la desocupación estamos excluyendo a tanta gente que la situación no va a poder mantenerse.
Hace un tiempo, cuando fui a la India para hacer el “doctorado en pobreza”, estuve también en Sudáfrica, y un muchacho de la Universidad me dijo algo que sirve también para acá. Me dijo: “nosotros no dejábamos entrar a los negros a las ciudades, amurallábamos todo, y después nos dimos cuenta que nosotros no podíamos salir al campo, entonces tuvimos que dejar entrar a los negros para poder salir, porque las papas se plantaban afuera, en la ciudad no podés plantar papas”. Entonces los tuvieron que dejar entrar, y esto va a pasar acá también en un momento dado. No podemos hacer que ese anillo de marginalidad sea demasiado grande porque no se puede sostener. La gente no quiere morirse, no le gusta morirse y van a pelear, así que va a pasar algo, no sé cómo se va a llamar, porteñazo… no sé porque es una cosa nueva. Los adolescentes están en algo incomprensible, están inventando otro mundo, rompen vidrios, pintan las paredes y hacen macanas, pero hay algo fuerte, hay una opción por el amor, por el otro, por la lealtad, por la verdad, te la canto de frente, dicen, y nos ven a nosotros, los caretas, como hipócritas. Tienen razón, en general nuestra cultura es hipócrita.
Entonces, los jóvenes son también los desaparecidos, aunque en distintos grados. Los pibes que están en la marginalidad están en riesgo de desaparecer en forma real por las balas policiales, porque si es joven, para la policía es sospechoso, y si es joven y morocho, es culpable. En cambio, si es blanquito, no pasa nada.
¡Ojo!... yo hablo de desaparecidos que pueden aparecer, y también hay otros desaparecidos en los hospicios, en los geriátricos, los viejitos y las viejitas desaparecidas… es doloroso. Acá a los viejos los condenamos a desaparecer, los metemos en un geriátrico y si se quejan, los medican, y si se mean encima los retan como a chicos, los degradan.
Entonces ¿por qué hablo de los desaparecidos? ¿Por qué elegí este tema? Porque muchos de los desaparecidos, pueden volver a aparecer. Son desaparecidos que, si peleamos, pueden volver a aparecer.
Nosotros peleamos en La Cooperanza, El Bancadero, el Bancapibes…, con esto estamos tratando de que no mueran del todo, que se descongelen algunas almas y que puedan tener ganas de vivir. El tema es que hagamos algo. Pedimos justicia por los desaparecidos del proceso, y ahora tenemos otros desaparecidos, que son miles y miles, y si luchamos por ellos, estos pueden volver a aparecer.
Haré una reflexión sobre el término desaparecido. Ustedes saben que cuando empezó esta atrocidad, yo trabajaba en terapias de crisis (mi especialidad es “la pesada”), situaciones muy agudas de desesperación. En aquella época venía una pareja o un hermano desesperado que decía: a mi hermano se lo llevaron…. No existía la palabra “desaparecido”, decían: se lo llevaron, porque no se preveían las atrocidades del proceso militar. Entonces era muy difícil de categorizar culturalmente, no había una palabra que ubicara esa situación ambigua en la que alguien no está ni vivo ni muerto. Estos militares hijos de puta crearon, fíjense ustedes, una nueva situación, que es la crueldad de no saber si alguien está vivo o muerto, porque eso generaba una incertidumbre insoportable. Entonces Las Madres, dando vueltas y vueltas en la Plaza de Mayo, generaron la palabra desaparecido y ahora sí, un chico puede decir en la escuela mi papá es un desaparecido y esto tiene un lugar en el mundo simbólico, una categoría simbólica. Antes no, le preguntaban: ¿tú papá está vivo o está muerto? Y no se sabía qué hacer, se decía: dígale que lo mataron. ¿Y si vuelve? Dígale que se fue a Entre Ríos… ¿Y por qué no viene, no me quiere más…? En aquel tiempo era un duelo muy difícil de conceptualizar.
El término desaparecido, creado por las Madres se usa en el extranjero como desaparecido, no missing en inglés, dicen “desaparecido”, en castellano. Yo lo he escuchado en EE. UU.: desaparecidou, como se dice tangou, es siniestro ¿no? Tenemos que reconocer también la complicidad civil que hubo: para matar y torturar a treinta mil hacen falta trescientos mil cómplices directos (diez por cada uno) y tres millones de personas que digan “en algo andaban...”
Desaparecidos existieron en todas las sociedades y en todas las épocas. En el Tercer Reich los judíos no eran humanos, eran cosificados, después de aprobar las leyes que determinaba su inferioridad racial, podían ser muertos sin ningún problema. Acá, después que se aprobó el decreto de “exterminio de la subversión”, era legal matar a los militantes, se determinó que un subversivo no era ni cristiano, ni occidental, era sub-humano y por lo tanto se aplicaba la ideología de la eliminación, cualquier policía podía matar sin culpa a cualquier joven, porque entraba en la obediencia debida.
En el hospicio también desaparecen, un loco muere por mala práctica y como es pobre y loco, no pasa nada, son compañeros que ya no están más, se decía “se resbaló”, “se cayó por la escalera…” Los presos también, hacen un incendio, queman los colchones, que son todos muy combustibles, mueren veinte o treinta presos y… la culpa la tienen ellos.
La característica más siniestra del desaparecido social es que se convierte en cosa, en objeto, pierde su condición humana. Yo he luchado siempre contra eso, me da mucha bronca que se destruya a la gente de esa manera. Denuncié esto en los hospicios, también el destino de los pibes de la calle, adolescentes que mueren por sobredosis o balas policiales, en todas las situaciones dramáticas en donde nuestras técnicas pueden ser sumamente operativas. En este sentido soy un pesimista esperanzado. Hay que seguir peleando.
Alumno de la clase: También esclarecer al pueblo… Si no se esclarece al pueblo no va a haber cambios.
Moffatt: Cuando escucho eso tiemblo. Tiemblo porque el pueblo nos tiene que esclarecer a nosotros, no nosotros a ellos. Yo pienso, como Martín Fierro, que “el fuego, para calentar, tiene que venir de abajo”, es decir, desde la cultura popular, desde el esclarecimiento que da la desesperación, la injusticia.
Respecto a los desaparecidos sociales en los hospicios, tengo unas fotos del hospicio de mujeres que parecen de campos de concentración: todas tiradas en el piso, en total abandono, en un lugar de la mitad del tamaño de este espacio ¡ochenta mujeres tiradas en el piso! sin ventanas, sin verde, durante años… Al no tener ninguna tarea, no existe más el tiempo, y si no existe el tiempo no existe la subjetividad. Esos “chupaderos intemporales” son algo horrible. Entonces, ¿cómo no vamos a pelear por esta atrocidad, si estos desaparecidos pueden aparecer?
En las cárceles ¿qué pasa con los presos?: están destruidos, algunos son chicos jóvenes a los que meten ahí y los violan, quedan entrampados, y salen resentidos. Un pibe entra al reformatorio y, si no es violento lo violan. Entonces para que no lo violen, tiene que volverse salvaje, no tiene un tercer camino, que sería poder pensar y volver a la sociedad, agruparse para trabajar. Todo el sistema está podrido, tenemos que luchar para modificar eso. Hay una inmensa población que está marginada.
También en la ciencia existe la misma discriminación, la otra vez fui a un congreso de medicina, de cardiología, y había cerca de cuarenta trabajos sobre by-pass y ningún trabajo sobre Chagas. ¿Saben cuántos chagásicos hay?: cerca de dos millones. Mueren entre diez y veinte años antes que los que no padecen la enfermedad, y además, es discapacitante. Sin embargo no se ocupan de eso, porque el Chagas es de los pobres.
Mi tarea actual es transmitir las teorías y técnicas con las que se pueden reparar esas vidas sin destino. Y toda esa gente, que son nuestros hermanos marginados, esos son los que pueden aparecer.